12 de junio de 2011

Jornada cultural | Tepeji unido por la paz.

En cierta presentación literaria Octavio Jiménez me había invitado a participar en esta jornada cultural con un guión que hablara sobre la violencia... pero no sabía ni qué hacer porque jamás había escrito un guión de dicha índole. Por el tiempo que restaba para el evento tanto para escribir como para actuar una obra accedí ofreciéndole Senderos del Minotauro y Terrón de azúcar.

Días atrás Octavio me pidió que diese un discurso sobre mi opinión sobre la violencia en el país, así que hice el siguiente discurso:
El teatro como método contra la violencia.

Me parece que el problema de inseguridad no recae directamente en el gobierno, ni en la globalización, ni en los narcos, ni en ninguna otra cosa a la que queramos echarle la culpa, quizá se deba a la educación que han recibido en sus casas, en sus escuelas, en los medios e incluso en sus iglesias. Es común que el mexicano se críe en hogares donde el ambiente de opresión machista o matriarcal impera de tal forma, que terminan formando a individuos incompletos, individuos que tienen vacíos existenciales, que al ir creciendo no encuentran otro método para llenar esos huecos ya sea con adicciones, neurosis, depresiones o definiéndolo en una sola palabra: violencia. Pero la violencia es sólo la punta del iceberg, alguna que otra persona está tan desconectada de sí, que no busca otra opción que autocompletarse frente a un churro de mota, una borrachera o alguna que otra acción meramente autodestructiva. Como es en mi caso… el tabaco. Esta jornada cultural, creo que no debe desligarse de lo implícito que está la cultura con la educación, no solamente se debe depender de una institución como lo es casa de cultura, sino también debe enfocarse a los colegios, sus templos religiosos o a las calles, llevar de puerta en puerta la invitación a talleres de índole didáctica o de reconstrucción espiritual. Ustedes se preguntarán ¿qué es lo que podrían enseñarnos en esos talleres? quizá el control de nuestras emociones, el tratar de buscar el auto-reconocimiento, enseñársele distintos valores, en vez de adjudicar el adjetivo "nini" a quienes han perdido el rumbo del propio yo. Podrían venírseme distintos proyectos pero el fin que podría tomar esta jornada cultural es ir añadiendo más y más propuestas… Las de ustedes. En una reunión en casa de Octavio Jiménez, él nos invitó a que reflexionáramos sobre con qué armas contamos para contrarrestar la violencia y no se me ocurrió otra sino el teatro. Durante muchos cientos de años, el teatro ha tenido la característica de invitar al público a concurrir en algo vivo, directo y personal; gracias a estas cualidades, el teatro de escenario tiene la capacidad de transmitir fuertes y profundas emociones, que surgen de la excitación del hecho mismo de estar sentado en la butaca, el notorio estremecimiento de expectación que recorre toda la sala cuando sus luces se amortiguan y el telón está a punto de levantarse; la emoción que se siente al descubrir una pieza teatral o un talento nuevo en su primera noche. El buen Octavio me invitó a montar una obra de teatro que tratara el problema de inseguridad, y como hasta ahora no he tenido la premisa para desarrollar un guión de esta índole, me sentí incompetente de incluso para adaptar una obra de teatro ya hecha, pero no del todo me siento excluido, ya que generalmente mis temas son introspectivos, el tema de la obra que acaban de ver Senderos del minotauro trata de la soledad de una persona con lagunas mentales, su exclusión de la sociedad y su abandono es una forma de violencia, y Terrón de azúcar, la obra que continúa, trata de lo celos, que también es otra forma de violencia psicológica y a veces física. ¿Qué es la introspección? Se preguntarán ustedes. Si lo consultamos en el diccionario no encontraremos otra cosa sino la observación interior de los propios actos o estados de ánimo o de conciencia, repito: Introspección es la observación interior de los propios actos o estados de ánimo o de conciencia. Podríamos empezar por llenar los huecos de los actores mediante un guión de tema introspectivo, posteriormente podríamos impactar al público con una puesta en escena y quizá a pocos les llegaría el mensaje, pero con que una sola persona capte, estaremos por bien servidos. Pero hay más posibilidades, pues si montamos la obra 17 veces en otros puntos descentralizados quizá tengamos 17 personas se les cultive el deseo de tratar de responder las preguntas básicas: ¿quién soy?, ¿qué soy?, ¿de dónde vengo?, ¿por qué estoy aquí? Asimilando esto, podemos hacer el reconocimiento de que el teatro es un medio educativo y a la larga el valor artístico del teatro rebasará nuestras expectativas. En el pasado, el teatro de Shakespeare fue un instrumento de educación política, fue el libro con el que la gente iletrada leía en clave la sociedad que les tocó vivir, a los españoles les sirvió para señalar los pecados capitales durante sus pastorelas, el teatro del absurdo cuestionó el lenguaje porque no reflejaba la realidad, el teatro del existencialismo nació por la desesperación causada por las dos guerras mundiales y por la desintegración de los valores tradicionales, el teatro ha servido al hombre desde siglos, ¿por qué no habría de hacerlo ahora en esta campaña de concientización?. Un dramaturgo llamado Bertolt Brecht decía que “hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. Creo que se puede hacer mucho bien al país dedicándose al trabajo sin necesidad de meterse... en política. Ningún político va a venir a obligarnos a conocernos a nosotros mismos, ninguna institución va a decidir por nosotros el rumbo que debemos tomar para resolver nuestros problemas. El autoreconocimiento es una meta individual y la herramienta para alcanzarla es el saber que la vida no es otra cosa sino tiempo y a todos desde que nacemos se nos está acabando.

Una nota al respecto:
http://www.oem.com.mx/elsoldehidalgo/notas/n2090594.htm

CRÉDITOS:
TERRÓN DE AZÚCAR.
Dulce Reyes | Jalea de Exceso.

SENDEROS DEL MINOTAURO.
Bersaín Lejarza | Asterión


TÉCNICO DE SONIDO.
Ulises Arellano.

Habrán de disculpar las fotografías pero son las únicas con las que cuento y son del momento en que leía el discurso.