Después de Al silencio de las rocas necesitaba una válvula de escape. Los paisajes lóbregos fueron sustituidos por oníricos, los personajes tétricos cambiados por máquinas, insectos sirenas, etc. A final de cuentas es un poemario que no se sufrió en su elaboración, básicamente fue un lugar donde me divertí como enano.
Un poemario donde el fondo y la forma, más que aspectos estéticos son un juguete de esta poesía. Creo que el caos es el tema principal en Armonía invisible.
No existe un sólo formato gráfico idéntico página tras página. Círculos, cuadrados, hexágonos, texto alineado, a la izquierda, derecha o al centro... es un multifruti tútiple.
Si el caos es a nivel literario, ¿por qué no contagiar el nivel visual?, ¿cómo leer un poema en formato de cómic?, ¿cómo darle a cada página una personalidad individual que si al momento de deshojarse el libro, se independiente una de la otra? Éstas y otras preguntas puedes responderte al leer Armonía invisible, de Editorial Objectum.
Las ilustraciones que se presentan no sólo son como un grito en la hoja de papel. Si poder capturar un sueño en una hoja de papel no debe representar ninguna limitante, el publicar en blanco y negro mucho menos.
Armonía invisible fue presentado en Tepeji del río según como se indica en la imagen y estuvo auspiciado por dos empresas: Pastelería Sacher y Entrelazando a Tepexic, bienes raíces.
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